LECTURA BIBLICA:
Cristo es el reflejo del amor de Dios, porque Cristo le da sentido a todo; siendo de la misma escencia que el Padre, Jesús dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino es por mí." (Juan 14:6) Está es una confesión muy importante y sobresaliente en la época de Cristo, porque para los judíos el camino, la verdad y la vida era la representación y obediencia a la Torah (la cual representa los estatutos dado por Dios al pueblo de Israel en el Monte Sinaí) algo sublime y sagrado que representa al Dios Todopoderoso.
Manifestando que nadie tiene acceso al Padre solo él y que por medio únicamente de él se puede llegar a conocerle. Una declaración muy fuerte para los que estaban allí con él escuchando Sus Palabras de autoridad; dicho de otro modo, que sabe lo que quiere decir, sabe a dónde va y su objetivo.
En las Escrituras, Cristo "el Unigido" es el único que tiene la autoridad y capacidad de restaurar la naturaleza nuestra, por la voluntad de Dios. Ejemplo de esto lo encontramos en Isaías 65:17-25, una profecía futura (milenial) nos muestra como él restaura la naturaleza: "El lobo vivirá con el cordero" como fue en un principio antes que el hombre pecará. Por medio de Jesucristo, se cambiará la naturaleza actual terrenal por una mejor (espiritual/pura) llena de amor y armonía. Se nos dice que por Adán todos mueren, pero en Cristo todos viven; porque el transforma y restaura todo, tal como fue. Puesto que él tiene la capacidad y el poder de cambiar muerte a vida, tal como existía desde el principio de la Creación.
La palabra Bereshit que traducida es "principio/comienzo" es una alegoría a Jesucristo y vuelve a manifestarse a través de la epístola de Pablo en Colosenses 1:15-23. También observamos como el apóstol Juan lo recalca cuando nos dice: "El Cordero fue inmolado antes de la fundación del mundo." afirmando que nuestro Padre Dios, ya había establecido un plan de salvación antes de haber creado la humanidad en la persona de Su Hijo unigénito, Jesús.
En Cristo "Bereshit" se encuentra encapsulado en la persona de Jesús; puesto que él es cabeza del cuerpo de la iglesia; él es el primogénito de entre los muertos, (o sea, el primero de los muertos en resucitar para vida eterna) para que en todo tenga la preeminencia, por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.
El Alfa y Omega son la primera y última letras del alfabeto griego. La manera en que esto se diría en hebreo es: “Yo soy Alef y Tav.” En Génesis 1:1 está escrito: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” El àlef simboliza pues el principio, el nacimiento de toda cosa. La primera letra del alfabeto hebreo es Alef, que significa "la unidad con Dios o el principio de todo" Alef es la primera letra de las otras veintiuna del alfabeto hebreo. Como tal, los primeros versículos del Salmo 119 nos recuerdan las bendiciones que recibimos cuando guardamos las leyes de Dios.
Se trata de lo que iba a realizar Dios Padre con Cristo, especialmente con Jesús crucificado. Una vez realizado todo, y Jesús ya resucitado de entre los muertos, Dios lo daba a conocer y quería que su iglesia lo anunciara en el mundo entero. El misterio significaba: Que con Cristo crucificado se había saldado la deuda contraída por la humanidad ante Dios mediante el pecado. Que con Cristo había vuelto la santidad al mundo. Que con Cristo podía la humanidad entera (judíos y gentiles) ser justificados por la sangre de Jesucristo, para poder entrar en la Gloria, el verdadero paraíso perdido.
Es interesante, seguir el proceso con el que Dios desarrollo Su plan, según el pensamiento de Pablo: Dios había creado al hombre en santidad y lo había destinado a la Gloria. Pero, el hombre engañado por Satanás estropeó en el paraíso todo el plan de Dios. Fue así, como la humanidad entera con Adán se convertía en pecadora.
Dios, ofendido, exigía justicia y el hombre no podía pagar la enorme deuda contraída. No había más remedio que la condenación eterna para todos. Pero, Dios en su infinito amor por la humanidad envió a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna. (Juan 3:16)
El plan de Dios se ejecutó en el momento previsto, "Cuando llegó la plenitud de los tiempos, y el Hijo de Dios se hizo hombre, nacido de una mujer y nacido bajo la ley." (Galatas 4:4)
El apóstol Pablo orgullosamente escribió ante el triunfo de Dios y de Cristo. "Allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia." (Romanos 5:20) Y acabó con un párrafo grandioso escrito en el libro de Efesios: "Dios les conceda comprender con todos los santos la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que sobrepasa a todo conocimiento, y se llenen de toda la plenitud de Dios." (Efesios 3:17-19)