Sobre Jehová puedes poner todos tus problemas, tus cargas, tus temores; y Él te ayudará; porque no deja solo al justo.
Puede ser …una dificultad familiar, sentimental, financiera o del trabajo; la ansiedad puede abrirse camino en nuestras vidas de muchas maneras.
Puede ser …solo una sensación general de inquietud, dolor o quizás hasta estrés que puede durar hasta el final del día y tendremos una noche agotadora sin poder dormir y automáticamente nuestro sistema nervioso deja de funcionar como es debido.
El Salmos 55:22 nos dice que pongamos nuestras cargas en el Señor y él se encargará de nosotros. Aunque no nos dice que tendremos una vida resuelta; no dice que nunca tendremos problemas; lamentablemente la vida en la tierra es así; llena de problemas, de retos y obstáculos; es por tal razón que tenemos a Dios, como nuestro Amigo Fiel, porque nunca nos deja cuando más necesitamos de una ayuda oportuna. Dios es digno de confianza porque ha actuado en la historia para llevar a cabo Su plan de salvación para Su pueblo.
Que sin importar tus circunstancias Él sea en tu vida, tu pronto ¡Auxilio! …En nuestras vidas pasan situaciones incontrolables o inesperadas; y la ansiedad llega cuando pasas el tiempo estresándote por los mismos asuntos.
Confía en Dios; Él tiene una gran cantidad de esperanza guardada para los que en medio del caos viven; y se detienen en el tiempo suficiente para escuchar Su voz. Él es un Dios de esperanza; ¡confía en Él!
En un minuto estás bien y al siguiente minuto estas teniendo una ráfaga de debilitante caos emocional y mental. Sin embargo, Dios nos anima a buscarle y a no afanarnos por las cosas terrenales, pues en ellas, no encontrarás la solución a tus problemas, ni la salvación para tu vida. … "Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.” (Filipenses 4:6)
Si confiamos en Dios, le vamos a obedecer como nuestro Señor soberano, porque creemos que Él sabe lo que es mejor.
“Porque tú eres mi esperanza; oh, Señor DIOS, tú eres mi confianza desde mi juventud. De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento; tú eres el que me sacó del seno de mi madre; para ti es continuamente mi alabanza.” (Salmos 71:5)
El confiar en Dios es un elemento esencial de la fe verdadera y salvadora que mira a Dios y encuentra paz, fortaleza, satisfacción y mucho más en Él, y en todo lo que Él ha hecho, está haciendo y hará, ahora y para siempre en Su Hijo Jesucristo.
Proverbios 3:5-6 nos exhorta: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas”. De hecho, la vida cristiana es una que confía en Dios desde el principio hasta el final.
Las perfecciones de Dios engendran la confianza de Su pueblo y las Escrituras lo testifican. David dice, “En Ti pondrán su confianza los que conocen Tu nombre, porque Tú, oh, Señor, no abandonas a los que te buscan” (Salmos 9:10)
La confianza en Dios es como un faro en la tormenta; su luz brilla intensamente, guiándonos a través de las sombras de la incertidumbre y el miedo. En momentos de dificultad, cuando las circunstancias parecen desbordarse, es natural buscar respuestas en medio del caos. Sin embargo, es precisamente en estas situaciones donde la fe cobra vida y se convierte en nuestro sostén.
Confiar en Dios no significa negar la realidad de nuestros problemas ni ignorar el sufrimiento. Al contrario, implica un reconocimiento profundo de que, a pesar de las circunstancias adversas, hay una fuerza superior que se preocupa por nosotros. Esa confianza nos invita a dejar de lado el control y abrazar lo desconocido, permitiendo que el amor divino nos sostenga.
En la vida, hay momentos decisivos que ponen a prueba nuestra fe. Puede ser la pérdida de un ser querido, un diagnóstico inesperado o la sensación de estar perdido en un camino sin salida. En esos instantes, la confianza en Dios se convierte en un refugio. Nos recuerda que no estamos solos y que cada prueba trae consigo una oportunidad de crecimiento y transformación.
Además, confiar en Dios significa abrirnos a la posibilidad de que sus planes son mayores que los nuestros. Solemos limitarnos a ver lo inmediato, pero Él tiene una visión eterna que trasciende nuestro entendimiento. Al confiar, aprendemos a soltar nuestra necesidad de respuestas y a caminar con esperanza, sabiendo que todo está bajo su control.
Así, la confianza en Dios es un viaje que nos transforma. Nos enseña a mirar más allá de las dificultades y a enfocar nuestra mirada en el amor y la gracia que nos rodean. En cada paso del camino, descubrimos que la verdadera paz proviene de dejar en Sus manos aquello que no podemos controlar, confiando plenamente en Su bondad y sabiduría. Con Él, cada día es un nuevo amanecer lleno de posibilidades. "El Señor es mi fuerza y mi escudo; en él confió mi corazón, y me ayudó; por tanto, mi corazón se alegra, y con mi cántico le alabaré." (Salmos 28:7)